lunes, 12 de enero de 2009

despues de larga ausencia

Hace mucho que no publicaba algo en mi blog, por otro lado estoy convencido que nadie pero nadie lee estas pendejadas que a veces escribo. Hace 12 días del nuevo año, aunque algunos indios que están cabreros dicen que los cristianos son patéticos ya que ellos hace como 10.000 años que cuentan la historia. Hace mucho tiempo no me comunicaba con nadie. Hoy me ha escrito mi amigo Fernando de Hamburgo, hoy he visto un blog de una cubana, joven, discomforme, y como ella hay muchos, que no son gusanos pero que son hijos de este tiempo de la revolucion cubana hoy anquilosada, me debato entre mi adesion a las ideas de cambio social y las quejas de personas que piden libertad y hacer lo que se les cante, el socialismo no puede dar eso? yo creo que si, de hecho para eso luchamos, que no vuelva el capitalismo, pero que haya libertad en Cuba. De todos modos hay que tener la sangre fria y la mente abierta...
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Plumas, seda y cera


¿De dónde viene

este ansioso preludio que divide los días

en dos zonas deliberadamente muertas?

Desde la puerta de mi cerebro

que mira hacia el mar de la nada.

Dominar la técnica del insomnio

es un diario goce

que me acerca mas a tu desprecio.

Sin embargo

no puedo dejar de acercarme a tu fuego

que tiene limites precisos

inabarcable como un Icaro disfrazado

con plumas, seda y cera.

Como un pedazo de pan de cada día

robado al hambre

reverbera mi conciencia

en el espejo de los charcos,

enmarcado en el barro

de las calles por donde pasaron

los soldados del odio,

con plumas, seda y cera

vestidos para matar a cara o cruz

.

Digo entonces que voy a resistir,

como guerrillero ebrio

vestiré mi cuerpo para la batalla

con sangre, plumas y seda,

travestido saldré por las noches

a poblar mi cuerpo de marcas

y fluidos desconocidos.

Y te voy a odiar

hasta que sane el dolor

que me llaga.

Resistiré con toda furia

y pasión.

No me dejaré arrastrar

por el vendaval del insomnio.

La palabra de tu última carta,

la última voz de tu discurso,

el otoño incalificable que no compartiremos.

Así tal vez

te veré de incógnito

vestida con plumas, seda y cera

acercándote al fuego

que no podrá derretir tu vuelo.


cesaer